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Disfruta un recorrido en el desierto Norestense.
(30 enero 2011).-

Hace algunos años me encontraba navegando en Internet y ese proceso de saciar la curiosidad me llevó a la página web de la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio), organización estadounidense mundialmente conocida.

En una de sus secciones exhibía una serie de fotografías satelitales de diferentes escenarios de la Tierra y que desde el espacio se veían como algo extraordinario, sitios como el Monte Everest, la Cordillera de los Andes, el arrecife de coral australiano, glaciares en los casquetes polares, el desierto del Sahara y sitios similares.

La zona arqueológica de Potrerillos, uno de los mayores testimonios de nuestros ancestros.

De pronto vi una foto con una composición y color muy impresionantes, que llamaba más la atención que varias de las ya observadas; el sitio se me hizo familiar y, al ver la referencia, descubrí que se trataba ni más ni menos que de una vasta región de Nuevo León y algo de Coahuila.

Me refiero a la zona semidesértica que comprende al oeste el pueblo de Paredón, en Coahuila, y se extiende hasta el municipio de Mina, en Nuevo León, y enmarcada al norte por la carretera tradicional de Monterrey a Monclova.

Es una zona de escasa vegetación en la que prevalecen pequeños lomeríos en caprichosas formas que desde el espacio parecen artísticas pinceladas con una composición cuidadosamente realizada.

Aquí se encuentran las sierras de La Popa, El Cantrisco, El Colorado, El Meneadero, Del Indio y algunas más.

Destacan en su perímetro sitios como las presas de La Mula con su zona arqueológica, las historias de la revolución de Paredón e Icamole, la propia Sierra de La Popa, que asemeja esta parte de una barco, la famosa zona arqueológica de Boca de Potrerillos y la también muy conocida Hacienda del Muerto.

He recorrido en múltiples ocasiones esta zona de Coahuila y Nuevo León en diferentes actividades como travesías 4x4, ciclismo de montaña y trekking, y creo que todavía tiene muchos secretos qué compartir a los aventureros.

Por ejemplo, me he topado con petrograbados aislados que no están documentados, así como con una variedad de lagartija azul celeste que contrasta con los pálidos colores de las rocas.

Desde mi punto de vista, las épocas del año que más recomiendo para explorar esta región son el invierno, cuando es más bondadoso el árido clima, y mayo, cuando se da la floración de la vegetación semidesértica y que ofrece un abanico de flores con intensos colores rojos, amarillos y morados.

Vista de la Hacienda del Muerto, testigo de otras épocas de bonanza en el Estado de Nuevo León y que hoy está en reconstrucción.

Ante lo vasto de alternativas de expediciones en este peculiar paraíso, vayamos a un recorrido que tiene de todo, tanto lo propiamente desértico como muestras de nuestra historia que van desde las épocas de bonanza minera de los siglos 17 y 18 en la Hacienda del Muerto, hasta los petrograbados de la zona de Boca de Potrerillos con varios miles de años de antigüedad.

Estos petrograbados fueron hechos por las tribus nómadas que habitaron esta región y que fueron los antecesores de las grandes civilizaciones prehispánicas como la azteca y la maya, y tal vez la inca, todo de acuerdo con la teoría del paso del hombre por el Estrecho de Bering.

Para los regios hay dos opciones para recorrer la brecha entre la Hacienda del Muerto y Boca de Potrerillos. La primera es partiendo del Municipio de García y la segunda tomando la salida del Municipio de Mina.

Para los que inicien la aventura en García la ruta es tomar la carretera hacia Icamole y de este poblado seguir a la derecha por terracería hacia San Antonio de Arista, comunidad que se encuentra a 6 kilómetros y que es fácilmente identificable por el paso de las vías del tren.

Cuatro kilómetros más adelante se encuentra, al lado derecho, la ex Hacienda de San Antonio de Arista, mejor conocida como la Hacienda del Muerto.

De aquí parte una brecha semiabandonada en dirección norte y que tiene como destino la comunidad de las ovejas en el cañón de Potrerillos, donde en su entrada se encuentra nuestro destino, Boca de Potrerillos, a una distancia de 10 kilómetros.

Si se inicia la travesía en Mina se puede optar por tomar la brecha hacia Potrerillos desde la cabecera municipal o dirigirse por la carretera a Monclova, aproximadamente 11 kilómetros, donde aparecerá la señalización hacia la zona arqueológica de Potrerillos.

Mi experiencia con esta poco conocida brecha fue en un mes de junio, con un calor sofocante, cuando realicé un scoutting para el diseño de una posible ruta para una carrera de aventura, el trayecto fue realizado en jeep.

Aún se pudo observar la floración de los cactus, nopales y demás plantas nativas; en algunos tramos me percaté que algunas rocas estaban "reventadas", ya que al unir dos rocas embonaban perfectamente, lo que significaba que anteriormente fueron una sola pieza mayor que fue tal vez quebrada por el intenso calor acumulado.

No importa si tu desafío es sólo realizar un safari fotográfico diferente y de variados temas, (paisajes desérticos, arqueología, arquitectura de haciendas y minería) o una prueba extrema de resistencia sobre una bicicleta o a trote, el desierto nuevoleonés siempre te dará gratas sorpresas y querrás regresar por más, sin duda la intensidad de cada aventura siembra la semilla porque el desafío nunca termina.