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Disfruta un recorrido en el desierto Norestense.
(3 abril 2011).-

Uno de los obstáculos a vencer para la producción de la película "Siete Años en el Tíbet" fue que por su temática, el Gobierno chino nunca autorizaría que se filmara en el Tíbet, particularmente en al ciudad de Lhasa, la capital.

Jean-Jacques Annaud, director de la cinta, se dirigió entonces a la India en busca de una locación que sustituyera al entorno tibetano, y luego de seis meses recibió la noticia de las autoridades indias de que no se le daría el permiso para filmar su película.

Finalmente su búsqueda lo llevó a un pequeño oasis en Los Andes argentinos donde quedó maravillado con el sitio y se inició el rodaje con Brad Pitt como protagonista.

Hace tiempo, cuando me detuve en el pequeño pueblo de Uspallata en medio de la cordillera andina para comprar algo de comer, platiqué con la dependienta y me comentó que ahí había estado Brad Pitt filmando una película.

Este tipo de anécdotas las encuentro con frecuencia en mis recorridos: estar en un sitio especial de la naturaleza que fue elegido para una película hoy famosa.

Otro caso que recuerdo son las escenas románticas al lado del romper de olas gigantes y azul profundo de la película "Pearl Harbor", filmada en Hawaii. Cuando visité esas islas, para estar justamente en las rocas de la escena, caminé hacia algunos acantilados el sitio se encontraba cerca de Honolulu.

En otra ocasión visité una gran cascada en Chiapas, donde se filmaron las primeras aventuras de Tarzán, con el legendario Johnny Weissmuller.

Un sitio natural que también ha sido escenario de película y que me impactó cuando lo visité es el Arches National Park, zona desértica en el Estado de Utah. Ahí se filmó parte de la cinta "Indiana Jones y la Última Cruzada".

En el Archs Natural Park se pueden encontrar hasta 2,000 puentes de roca.

Este parque está a 350 kilómetros al sureste de Salt Lake City y a un costado de la ciudad de Moab; tiene una superficie de 310 kilómetros cuadrados y colinda también con el Río Colorado.

Hay cerca de 2 mil arcos naturales de roca, de ahí su nombre, y la explicación geológica de que abunden en la zona este tipo de formaciones es que el valle está sobre un gran yacimiento de sal.

Esta sal, al estar bajo presión, se torna muy inestable y a lo largo del tiempo ha provocado desplazamientos, formación de cavidades, grandes grietas y otros fenómenos que con la erosión de agua, aire y hielo provocan la desaparición de las rocas más débiles y jóvenes, dando forma a los espectaculares arcos naturales.

El arco que simboliza al parque es un montículo individual de 16 metros de altura que se alcanza a ver desde varios puntos; su atractivo es tal, que es también el símbolo del Estado de Utah.

Este arco está aparentemente quebrado y con una sensación visual de balance ilógico o forzado, ya que en su parte más estrecha apenas alcanza los 2 metros y esta sección, ubicada a media altura, soporta parte del tonelaje superior del arco.

Por eso tal vez fue bautizado por sus descubridores como Delicate Arch.

Por su intrincada ubicación entre acantilados y montañas se requiere una buena caminata por el desierto para llegar a su base.

Sobra decir que el trekking en ascenso de 5 kilómetros a este arco es travesía obligada para quien visita el parque, y se puede hacer en situaciones muy extremosas: a temperaturas bajo cero en invierno, o rondando los 40 grados y con un sol quemante en verano.

Mi encuentro con Delicate Arch fue al mediodía de un agosto, con un cielo totalmente despejado y un calor infernal.

Salí de la ciudad de Moab a las 8:00 de la mañana por la carretera 191. A escasos 3 kilómetros se cruza el Río Colorado y 5 kilómetros más adelante está el centro de visitantes y la entrada al parque.

Manejé 21 kilómetros a donde se dejan los vehículos para iniciar la caminata. Con la cantidad de locaciones dignas de ser fotografiadas y que ameritan detenerse a admirarlas, tardé cuatro horas para recorrer esta distancia.

Como sucede en algunas travesías, el objetivo a visitar está oculto a la vista y sólo aparece cuando estamos a apenas unos metros de alcanzarlo, dándonos una grata recompensa y provocando curiosidad durante el recorrido de aproximación.

La brecha inicia con ascensos moderados y apartándose de los acantilados; el común denominador es la escasa vegetación y las rocas y superficie de color rojizo, todo con el escenario de formaciones rocosas como esculpidas con paciencia por la naturaleza.

La caminata a delicate Arch es una cadena de escenarios literalmente de película.

Con las múltiples escalas para tomas fotográficas no sentí más que la fatiga normal, llegando al anhelado arco en un par de horas. Ahí estuve una hora fotografiándolo y grabándolo en video.

De regreso caminé un par de kilómetros a un mirador del otro lado del acantilado para captarlo en un entorno más amplio.

Como los atardeceres siempre son de los más codiciados por los fotógrafos, decidí descansar un poco y volver en el crepúsculo vespertino y ser testigo de cómo el Sol se despide del Delicate Arch.

En varios días realicé más caminatas en el Archs National Park y en esta región de los Estados de Colorado, Utah y Arizona, donde está la mayor concentración de parques nacionales y reservas de la Unión Americana.

Pensé que la próxima vez que viera "Indiana Jones y la Última Cruzada" la observaría con una óptica diferente.

No importa dónde estemos o qué sitios visitemos, siempre habrá algo más que conocer o explorar, nuestra naturaleza es así y es lo que nos hace afirmar que el desafío nunca termina.