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(04-Abr-2010).-

Una de las características que tiene Monterrey y su área metropolitana como zona densamente poblada, pero a la vez inmersa en escenarios naturales que permiten el ecoturismo y turismo de aventura, es que la mayoría de los "clientes" de estas actividades son regios, es decir, cumplen con ser turistas en su propia tierra.

Gradualmente se observa cómo los nuevoleoneses estamos volteando a nuestro terruño para vivir vacaciones cortas y "puentes", con toda esa gama de actividades que no tienen qué ver con el turismo tradicional de sol y playa.

Cuando mezclamos un poco el deporte con el conocimiento de sitios atractivos para practicarlo pueden surgir travesías que no le piden nada a algunas ya afamadas y acreditadas en el extranjero.

A escasos 10 metros de la carretera de San Antonio de las Alazanas a Mesa de Tablas se pueden captar escenas como esta

Como ejemplo, en este desafío nos adentraremos un poco en la actividad de ciclismo de ruta con algunos escenarios de montaña muy recomendables para practicar este deporte, originario del Viejo Continente, pero que ya cuenta con una gran cantidad de adeptos en Nuevo León.

En ocasiones, cuando salgo a alguna exploración sabatina hacia el sur del Estado, en la Carretera Nacional sobrepaso a un buen número de grupos de animados ciclistas que se dirigen hacia el Cercado, Allende o, los más extremos, hasta Linares.

En estos años, estos grupos de atletas deben haber llegado ya a varios centenares, y tal vez muchos de ellos no sepan que las alternativas en el Estado para practicar el ciclismo de ruta son muy variadas e interesantes.

El año pasado, en uno de estos sábados me dirigía al municipio de Rayones y en la carretera, entre los grupos de ciclistas, pude distinguir a uno de entusiastas de McAllen.

Su caravana se percibía muy bien organizada con sus vehículos de apoyo y todos los ciclistas con el mismo uniforme.

Paisaje en la nueva carretera que unira Coahuila con la cabecera municipal de Galeana

Mi sorpresa fue que después de mis actividades y de regresar a la plaza de Rayones, ya entrada la tarde, me topé con los ciclistas texanos que se encontraban compartiendo la sobremesa en una rústica fonda del pueblo.

Menciono la palabra sorpresa, ya que en la comunidad ciclista regia no solemos organizar salidas por carretera desde Monterrey hasta Rayones, que sin duda nos provocaría sentirnos un poco más turistas que deportistas, al disfrutar este pacífico pueblo enclavado en las montañas y conviviendo a la hora de los alimentos después de una ardua jornada de pedaleo.

Afortunadamente, las autoridades que rigen el ciclismo en el Estado, así como los organizadores de la Vuelta a Nuevo León, comandados por Jorge Sánchez, le están dando un nuevo matiz a las competencias y ahora están incluyendo en el trazo de las rutas, zonas que siempre han estado ahí, pero no eran tomadas en cuenta, o sólo de una forma parcial.

Como ejemplo de carreteras montañosas escénicas que forman ya parte de esta vuelta están la Linares-Galeana, la Montemorelos-Rayones, Santiago-El Manzano y el circuito de la presa Cerro Prieto.

Competencia contra reloj teniendo como escenario de fondo la Presa Cerro Prieto

Como rutas aún no incluidas en esta competencia, pero dignas de verdaderos retos para ciclistas recreativos o competitivos están la de Ciénega de González-Los Lirios, la de Galeana-La Chona-Aramberri, Zaragoza y sus alrededores, y la de Los Chorros-Puerto Jamé-San Antonio de las Alazanas-Mesa de Tablas. Esta última muy cercana a Monterrey, aunque en el Estado de Coahuila.

En mi experiencia personal he rodado por la mayoría de estas carreteras y la sensación de llegar, por ejemplo, al Puerto la Concordia a más de 2 mil metros sobre el nivel del mar, después de haber pasado la comunidad de los Lirios y ya con más de 120 kilómetros en las piernas al venir rodando desde Monterrey, es una experiencia única.

También es emocionante ascender desde una altitud de 450 msnm en el entronque de la Carretera Nacional con la Carretera Estatal 2 a Rayones (la que lleva al Bioparque Estrella) hasta el Puerto de la Mora a mil 320 msnm para de ahí iniciar el temerario descenso hasta el puente del Río Pilón.

De ahí hay que hacer de nuevo un ascenso a la plaza de Rayones para completar 50 kilómetros de mucho desgaste físico.

Todo esto es algo digno de recordarse, sobre todo si se tiene que regresar por el vehículo sobre la bicicleta para completar una jornada de 100 kilómetros en más de cinco horas y con más de 4 mil calorías gastadas.

No cabe duda de que las opciones de ciclismo de ruta son amplias en Nuevo León y Coahuila.

Aquí todo el año podemos rodar a más de 2 mil 500 msnm y a menos de 10ºC, incluso menos; podemos conectar escarpados puertos con vertiginosos descensos, rodar por horas y horas disfrutando las montañas de la Sierra Madre Oriental.

Y, si no hemos perdido la capacidad de asombro, podemos exclamar como mi buen amigo francés Emmanuel Henriet, cónsul honorario de Francia en Monterrey y ciclista ya adoptado en la comunidad regia, cuando lo llevé por las verdes praderas y valles de Aramberri y Zaragoza: "¡Me siento como en Francia!".

Para los ciclistas regios y para aquellos que piensan apenas empezar a rodar próximamente, la mesa está puesta; seamos turistas y viajeros sobre ruedas en nuestro Estado, los senderos siempre han estado ahí para ser disfrutados y vivir este desafío que nunca termina.

 

desafioextremo@intercable.net