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Uno de los escenarios de la carrera "Reto Raramuri": El Valle de los Hongos.
(4 septiembre 2011).-

Hace algunos años realicé un scouting por la Sierra Tarahumara en el Estado de Chihuahua, visitando sus principales barrancas y sus cascadas.

Uno de los sitios donde pernocté fue Creel, población que usé como punto base para conocer sus alrededores y la famosa Barranca del Cobre.

Hace una semana, el ser participante en la carrera de aventura "Reto Rarámuri" me llevó de nuevo a Creel, sede de este evento de dos días de duración.

Quedé gratamente sorprendido con las mejoras en infraestructura turística que pude encontrar tanto en Creel como en la zona de Divisadero, donde se encuentra la Barranca del Cobre.

Pero vayamos por partes. Antes de mencionar que en Divisadero pronto tendremos un récord Guinness en una de sus atracciones de adrenalina extrema, veamos cómo pasamos mis coequiperos Mónica Fuentes, su esposo Antonio Velasco y yo, una aventura inolvidable en la Sierra Tarahumara.

Hace unos meses, platicando con Eduardo Treviño, amigo y compañero de varias travesías, me comentó que estaba junto con Turismo de Chihuahua organizando una carrera en la Sierra Tarahumara y que incluiría actividades realmente desafiantes.

Pensé que sería una buena oportunidad y empecé a ver la posibilidad de participar y armar un equipo.

Estos propósitos dieron un giro muy positivo cuando en un entrenamiento ciclista, la parte intensa de ascensos la hice al lado de Mónica, triatleta y participante Ironman (competencia de ultradistancia que incluye 3 mil 800 metros de natación, 180 kilómetros de ciclismo y 42 kilómetros de trote), le comenté al final de la "rodada" que si le interesaría participar en una carrera de aventura, que sabía que nunca lo había hecho, pero que con su alto nivel de preparación atlética no debía tener ningún problema.

Le entusiasmó la idea, y sólo faltaba que su esposo, Antonio "el Rojo" Velazco pudiera sincronizar su agenda como piloto para unirse al equipo.

Después de mil malabares, lesiones y contingencias le confirmamos a Eduardo nuestra participación apenas cuatro días antes del banderazo de salida, pactado para el 27 de agosto pasado.

Ahí estábamos en la junta previa de equipos en la ciudad de Creel, recibiendo los mapas de la ruta, que era muy ambiciosa, interesante y divertida.

A la mañana siguiente la carrera arrancó en la plaza principal de Creel, a un lado de la estación del tren Chepe que cruza la sierra desde Los Mochis hasta la ciudad de Chihuahua.

La primera etapa consistió en aproximadamente 20 kilómetros de ciclismo de montaña, y 13 kilómetros de trote, con actividad de kayak en el lago Arareko, escénico embalse en lo alto de la sierra y uno de los atractivos turísticos de la zona.

También pasamos por escenarios impresionantes como el Valle de los Hongos y el paraje de los Monjes, sitios de caprichosas formaciones rocosas.

No menos sorprendente fue el poblado de San Ignacio de Arareko, habitado por rarámuris y con una iglesia de piedra.

La consigna era llegar antes de las 11:30 de la mañana de nuevo a Creel y tomar el tren Chepe hacia Divisadero para iniciar la segunda etapa del día en esas latitudes. Sorteamos casi a la perfección la ruta, llegando en quinto lugar de nuestra categoría y como mejor equipo de Nuevo León.

El arranque en divisadero fue muy peculiar. Al parar el tren arrancaba el cronómetro, así que salimos todos muy rápido hacia un trekking que daba un circuito escénico de unos 12 kilómetros por la Barranca del Cobre.

El trote culminaba en el Parque de Aventura Barrancas del Cobre, donde cada uno de los integrantes teníamos que escoger una actividad.

Las opciones eran tiro con arco, tirolesas con puentes colgantes y vía ferrata. Como el tiro con arco tenía altas penalizaciones por tiros fallidos, yo opté por el arco; la tirolesa era la que requería menos adrenalina, así que Mónica la escogió, y Antonio haría el primer rappel de su vida en la vía ferrata, ┬ívaya forma de iniciarse en las actividades de cuerdas!

Mientras me dirigía a la zona de tiro con arco, pensaba en no defraudar a mis compañeros y obtener una puntuación decorosa que nos mantuviera en nuestra posición. Para mi sorpresa tuve 4 centros de 12 tiros y ningún tiro fallido.

A mis compañeros también les fue muy bien y cerramos el primer día en quinto lugar de la categoría estelar o mixta.

El domingo se inició con unos 30 kilómetros de ciclismo, sin considerar los descensos, que eran nuestro fuerte, de modo que al llegar al punto más alto del recorrido estábamos muy ceca de los líderes y en un virtual tercer lugar.

Al llegar a los descensos perdimos algo de tiempo, sin embargo, llegamos a la transición al trote en cuarto lugar, sitio que mantuvimos también en la etapa de trote hasta llegar a un puente colgante donde concluía la carrera con las actividades de cuerdas y tirolesas.

De nuevo tres actividades, dos en tirolesa y una en escalada y rappel. Mónica y Antonio escogieron las tirolesa y yo el rappel. Aquí conviene señalar que la tirolesa más larga mide mil 200 metros de longitud y es una de las más grandes de México.

A Mónica le pidieron en plena carrera una entrevista y que fuera la imagen para las fotos y videos de la tirolesa. Esto tal vez nos bajó uno o dos lugares en la clasificación, pero esto era lo de menos. Yo concluí la ruta con un rappel de casi 100 metros de altura, pero con un efecto visual hasta el fondo de la barranca, lo que parecía un descenso de más de 300 metros de profundidad.

Finalmente la carrera concluyó en el teleférico en la estación final de la barranca, aquí nos subimos para que un vagón colgante nos llevara a las instalaciones principales del parque.

Este teleférico es impresionante y vale la pena recorrerlo, ya que combina lo escénico de la Barranca del Cobre con su longitud de 2 mil 700 metros, que lo sitúa como el tercero más largo del planeta.

Actualmente existe un proyecto de construir una tirolesa paralela al teleférico, que sería la más grande del mundo, sería un récord Guinness.

En el viaje de retorno a Monterrey,mientras comentábamos las peripecias de la aventura, una cosa era segura: en Mónica y en Toño había prendido la chispa de las actividades extremas y la tarea era buscar algún evento a corto plazo u organizar alguna expedición, ya que el desafío nunca termina.

Mónica sorteando los desfiladeros de la Barranca del Cobre; al fondo uno de los afluentes del río Urique.