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Las misteriosas lineas de Nazca.
Las figuras de Nazca llegan a tener hasta 250 metros de longitud y solo desde el aire se puede interpretar lo que representan.
(6 mayo 2012).- 

Una mañana de junio del 2010, en un viaje que realicé por Perú, salí del puerto de Pisco con el objetivo de llegar a la ciudad de Nazca, allí pernoctar y a la mañana siguiente sobrevolar las mundialmente famosas Líneas de Nazca, que desde tiempos remotos y hasta hoy están cubiertas por un velo de misterio y son catalogadas como uno de los grandes enigmas de la Tierra.

La distancia entre estas pequeñas ciudades Peruanas es de 225 kilómetros y la carretera que las une es la 1s, mejor conocida como Carretera Panamericana, y, de acuerdo con las condiciones de las misma y el número de poblados por los que se atraviesa, el estimado de tiempo a manejar es de tres horas.

Mi plan era visitar los principales sitios de interés ecoturístico y las bellezas naturales del trayecto y, de ser posible, llegar antes del anochecer a Nazca.

A unos 15 kilómetros de Pisco hice mi primera escala en la Reserva Nacional de Paracas, una zona desértica muy especial, ya que a pesar de tener casi nulas precipitaciones mantiene una humedad relativa promedio de poco más del 80 por ciento y temperaturas medias anuales de 19 grados centígrados.

Reserva Nacional de Paracas, contraste del dorado desierto y el azul del Océano Pacífico.

Los contrastes en esta reserva son impresionantes: el dorado de las dunas interminables se funde con el azul intenso del océano y las vistas desde los acantilados son únicas.

Tal vez el principal reto de caminar hacia sitios que ofrecen espectaculares tomas fotográficas fue el fuerte viento que prevalecía y que azotaba la arena contra el cuerpo y la cara.

Después de quedar asombrado por unas tres horas de paisajes nunca antes vistos, retomé la Carretera Panamericana y, al llegar a la ciudad de Ica, capital de esta región del mismo nombre, me topé con un sitio del cual había recibido uno de esos correos de destinos espectaculares que había que conocer en esta vida: el oasis de Huacachina.

Es un vergel en medio del desierto peruano, realmente un sitio que hay que verlo para creerlo: una laguna enmarcada por palmeras, eucaliptos y huarangos, todo en medio de un calor sofocante y el interminable desierto.

Aquí aproveché para hacer un trekking a la cumbre de una loma cubierta de arena y así contemplar este dorado horizonte tan especial y poco visto en México.

A media tarde pasé por el poblado de Palpa, sitio donde se encuentran las llamadas Líneas de Palpa, de menores dimensiones que las de Nazca.

A 30 kilómetros de Palpa están las Líneas de Nazca, en un gran valle con algunas montañas a sus lados que recibe el nombre de Pampas de Jumana, todo con casi nula vegetación.

Aunque mi plan era realizar un vuelo al día siguiente, no aguanté la curiosidad y me subí a un observatorio en medio de la carretera, desde donde pude apreciar algunas de las míticas figuras que han dado la vuelta al mundo.

En ese lapso de observación y fotografía vi pasar más de 5 avionetas que sobrevolaban la zona. Ya deseaba que fuera el siguiente día para estar trepado en esos aeroplanos.

Finalmente llegué a Nazca al atardecer y después de registrarme en un hotel me dispuse a descansar para mi esperada cita con las líneas de Nazca.

A la mañana siguiente llegué temprano al pequeño aeropuerto y me fue asignada una avioneta muy pequeña, ya que sólo un japonés y yo madrugamos.

A primera vista era más atractivo estar con todo un lado para mí solo para la toma de fotografías, pero también el riesgo de mareos aumentaba.

Ambos llevábamos equipo fotográfico profesional y el piloto, al verlo, nos ofreció hacer varias piruetas para que las ventanas quedaran totalmente hacia el piso y así tener ángulos perfectos y un panorama único de los trazos en el desierto.

Son más de 800 las figuras que forman este legado enigmático de la cultura Nazca. Hay desde líneas rectas que asemejan pistas de aterrizaje hasta complejas siluetas de animales como el Mono, el Colibrí, la Serpiente, el Caracol, la Araña, la Iguana y muchos más, sin olvidar la que tal vez sea la más intrigante y la que ha generado más polémica, me refiero al llamado Astronauta, figura humana que parece tener un traje espacial con todo y su casco.

En la ladera de una montaña se encuentra esta figura humana a la que se ha bautizado como El Astronauta.

En un principio fue espectacular y todas las figuras eran increíbles, sin embargo, a pesar de que había tomado medicamento contra el mareo, el mantener la visión concentrada tras la cámara hizo estragos en mí y después de dos tercios del vuelo ya estaba totalmente mareado.

Ahí en el aire entendí por qué estas figuras están inmersas en tanto misterio, no se explica cómo desde tierra pudieron haber dibujado, por ejemplo, una araña con tal balance y de una longitud de 275 metros ┬ícasi tres campos de futbol! Y en todo caso -para qué dedicarle tanto trabajo a algo que sólo puede ser apreciado desde las alturas?

La buena noticia fue que terminé todas las tomas de figuras antes del mareo total, que vine sufriendo ya en tierra. La compañía me había ofrecido de cortesía un segundo vuelo por si estuviera nublado o por si yo deseaba más tomas, pero además de que el sol nos había favorecido al máximo, imposible en esas condiciones volver al aire.

Poco a poco me fui recuperando y en una hora ya me encontraba camino a Andahuaylas, pueblo encumbrado en Los Andes y que era mi escala previa a un nuevo encuentro y tal vez el clímax de mi viaje: la ciudadela Inca de Machu Picchu. Un eslabón más en este desafío que nunca termina.