MENU
(07-Feb-2010).-

En invierno, un reto interesante es poder estar en la Sierra Madre en medio de una nevada y poder apreciar este fenómeno, pocas veces visto en la región.

Con la ayuda de la tecnología, hoy se puede anticipar el comportamiento del clima, aun en pequeñas comunidades alejadas en la sierra y, lo mejor, esta información está disponible para todos y es gratis. Anticipándome a la llegada del invierno, me preparé cargando en el Accuweather (www.accuweathwer.com) las comunidades más cercanas a las sierras altas de la región.

Así, la de Mesa de Tablas, a 2 mil 570 msnm, puede ser un buen indicador de las sierras de la Martha, la Viga, las Alazanas y el Coahuilón, todas con sus cumbres superando los 3 mil metros de altura.

Galeana a mil 630 msnm y la comunidad del Potosí a mil 900 msnm, son buena referencia del Cerro del Potosí, con sus 3 mil 718 msnm. Como punto intermedio seleccioné la comunidad de Ciénega del Toro, a 2 mil 270 metros, ubicada a 12 kilómetros al sur de la Sierra de la Martha y a unos 18 al norte del Cerro del Potosí, todo esto en línea recta.

Haciendo triangulaciones con las zonas a mi disposición, pensé que podía asumir que si el pronóstico era de nevada un par de horas en un sitio a 2 mil 500 metros de altura, a pocos kilómetros de distancia en las cumbres y más de mil metros arriba, las nevadas serían más intensas.

Con el primer frente frío amenazador en Monterrey, el pronóstico era que amaneceríamos bajo cero el viernes 8 de enero; para Mesa de Tablas, el pronóstico era de -7 grados, con una sensación real de hasta -22 grados y con una nevada entre 3:00 y 4:00 de la mañana.

El jueves preparé un scouting a las cumbres aledañas a la Mesa de Tablas; al amanecer del viernes, al partir, la "Eme" (2 mil 50msnm), mostraba una capa de hielo, situación que nos presagió nieve en las sierras altas.

Conforme avanzábamos por la nueva autopista a Saltillo, la temperatura descendió a -7 grados y en el tramo de los Chorros, al estar nevando, la carretera fue cerrada, las noticias informaban que en Saltillo caía una leve nevada.

Nuestro optimismo aumentó y ante el bloqueo de la carretera, atacamos las sierras altas rodeando por la Carbonera, el Tunal, los Lirios y Escobedo, todo en el municipio de Arteaga.

Nuestra sorpresa fue grande al aproximarnos de San Antonio de las Alazanas a Mesa de Tablas porque el sol salió y la temperatura ya rondaba los 5 ó 6 grados sobre cero. Ese día no hubo nieve.

Cinco días después, al acceder a los pronósticos de clima en mi teléfono, el Accuweather anticipaba que en Mesa de Tablas nevaría toda la noche y se acumularían más de 15 centímetros de nieve.

Con algo de escepticismo, preparé un nuevo scouting y ocho horas después me dirigía por la autopista a Saltillo, con mi amigo y guía de cañonismo Gustavo Casas, a la caza de parajes nevados.

Esta vez era diferente, en Monterrey la temperatura era de 12 grados y nadie había mencionado nevadas en la región.

Ante la experiencia negativa de la semana anterior y ante lo limpio de la carretera, me comuniqué vía telefónica a las cabañas de Monterreal, ubicadas en las faldas de las sierras de la Martha y de las Alazanas y me informaron que, en efecto, les había caído una fuerte nevada y seguía nevando.

Una hora después, estábamos atravesando el tramo pavimentado cubierto de nieve de Monterreal en plena nevada y a punto de adentrarnos en la brecha a la Sierra de las Alazanas, que lleva a las hoyas en sus partes altas, parajes que si en verano son impresionantes, cubiertos de nieve sin duda serían algo digno de recordarse.

Ahí estaba la brecha, como una alfombra blanca, tan atractiva pero a la vez tan impredecible.

Cuando las condiciones de visibilidad son pobres, aun con un vehículo 4x4, pero sin cadenas y en plena nevada, con acantilados a los lados y pendiente en el camino, no puedes decir "no me va a pasar nada", y después de dos curvas o descensos en que se te va el vehículo como sobre mantequilla, entonces solito activas tus cinco sentidos y te pones en alerta máxima.

Con precaución atravesamos la primera hoya, que se encuentra poco más arriba del campo de golf de Monterreal. Esta depresión es llamada "Los Gringos".

Posteriormente, ya a 3 mil metros de altura, llegamos a un valle rodeado de pinos, y una vista impresionante al parteaguas de la sierra fue la antesala de nuestro ingreso a la Hoya Sartenejas.

Ahí estaba este gran valle rodeado de laderas inclinadas, con pinos oyameles (como los de Navidad), con la nieve completamente intacta, sin más huellas que las de un venado que había pasado por ahí.

La nieve en el valle llegaba a los 30 centímetros y en las partes inclinadas era aún más, y seguía nevando. Imagine el lector una pradera del tamaño de unos 20 campos de futbol, cubierta de nieve y con una visibilidad muy limitada.

Hicimos algunas caminatas por las laderas y algo de ciclismo de montaña en lo plano, más con un criterio fotográfico que de ejercicio, pues las condiciones eran muy adversas.

Conozco muy bien estos parajes, pero el camino en la hoya se borró por completo, ya que se atraviesa por su parte central; no avanzamos mucho cuando recibimos señales de alerta al caer en canaletas pequeñas y sufrimos algunos atascos, por lo que decidimos dejar las demás hoyas para condiciones más favorables. Además, pronto oscurecería.

Este fue el primer día de cinco jornadas consecutivas en las sierras nevadas de la Sierra Madre Oriental, en los límites de Coahuila y Nuevo León, que dejaron muchas aventuras y un vasto material fotográfico y de video. Aquí el espacio es limitado, pero allá afuera no tiene límites, por eso siempre concluimos que el desafío nunca termina.

 

desafioextremo@intercable.net